Atenea

Atenea amaba a los héroes. Amaba a Heracles, Perseo, Diomedes y, por su puesto, a Odiseo. La inteligencia y el coraje la impresionaban.  

Protegía la ciudad de Atenas, aunque tuvo que luchar por ello contra Poseidón porque él también quería el control sobre la ciudad. Para decidir quién de los dos tendría el honor, cada uno debía presentar un regalo a los habitantes de la ciudad, quienes después decidirían quien sería el protector de la ciudad. Poseidón eligió que un rio pasara por Arenas. Era una buena idea, pero no presto atención a que tipo de agua tendría el rio, y resulto ser agua salada. Por otro lado, Atenea planto un olivo en la cima de la Acrópolis: el símbolo de Grecia, la riqueza de su país. No hay duda de que los ciudadanos eligieron a Atenea.  

Atenea, la quintaesencia del espíritu y la inteligencia, también tenía su lado oscuro y podía ser muy vengativa y celosa. Una vez, por ejemplo, Medusa dijo que era igual o más bonita que Atenea. Ante esta afirmación, Atenea transformo a Medusa en un monstruo horrible, siendo la personificación de la fealdad.